30 dic 2012

GLOBALIZACIÓN, CONSUMISMO Y DESASTRES NATURALES
Por: Ludwig Cárdenas Silva
En las últimas décadas, a nivel mundial, hemos venido observando y padeciendo un sinnúmero de desastres naturales: Inundaciones, huaycos, huracanes, sequías, Etc. . Cada año con mayor intensidad que el anterior.
Según los más afamados científicos, estos fenómenos naturales se deben principalmente a la contaminación ambiental y a la deforestación de grandes extensiones de bosque, que están contribuyendo significativamente al calentamiento global. La desmedida ambición del hombre por acumular más riqueza le está llevando a actuar de una manera que supera todo nivel de comprensión y racionalidad.
¿Dónde se origina esta situación que nos está llevando a una crisis mundial? Todo indica que la globalización y el consumismo imperante son las principales causas de esta agobiante situación, pues, inevitablemente vienen acompañados de un uso desmedido e irracional de los recursos naturales.
Hablar de globalización y consumismo es hablar de las dos caras de una misma moneda. La globalización, es un proceso económico, social, tecnológico y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre países, unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. Normalmente, se identifica a la globalización como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo o la democracia liberal. El consumismo, puede referirse tanto a la acumulación, compra o consumo de bienes y servicios considerados no esenciales, como al sistema político y económico (sociedad de consumo) que promueve la adquisición competitiva de riqueza como signo de status y prestigio dentro de un grupo social. Así, pues, globalización y consumismo son dos fenómenos íntimamente relacionados; mantienen entre sí una relación sumamente estrecha, y puede decirse también de retroalimentación.
Nuestro país, encaminado por sucesivos gobiernos neo liberales, no podía estar  ajeno a esta corriente. Desde hace unas tres décadas se viene introduciendo con notable decisión y atrevimiento en este mundo globalizado y consumista con fachada de modernidad. Los últimos gobiernos se han preciado de un crecimiento económico sin precedentes, pero la pobreza no desciende de la misma manera. La explotación irracional de nuestros recursos naturales se hace cada vez más evidente, no obstante la normatividad existente y los compromisos internacionales asumidos en relación al medio ambiente.
Indudablemente, somos un país que viene cifrando su crecimiento económico en la exportación de materia prima. Michael Porter, considerado  internacionalmente como el más reconocido especialista en competitividad de las economías globalizadas, señaló, hace poco, “que el Perú ha vivido en los últimos años una ilusión exportadora porque las cifras en azul proceden del alza de las materias primas, mientras que nuestra exportación de productos con valor agregado permanece inmóvil”. Manifestó, asimismo, “que el Perú padece de un atraso dramático en relación a la invención y la tecnología. El Perú no sólo no ha avanzado en este rubro, parece haber retrocedido”.
La clase política peruana, en su mayoría, vienen haciendo denodados esfuerzos para reforzar nuestra inclusión en este mundo globalizado y consumista, sin reflexionar sobre los efectos negativos que este hecho viene originando y sin considerar si estamos en condiciones de poder competir con países con mayores niveles de educación y tecnología.
Los pueblos indígenas y comunidades campesinas, principalmente de la Sierra y la Selva, sin ser responsables del cambio climático, son los conglomerados humanos que más están siendo afectados. Las consecuencias más evidentes son: Migración forzosa, desaparición de la biodiversidad, procesos de desertificación, pérdida de identidad y hambrunas. Esto plantea, pues, la necesidad de que se tomen acciones urgentes tendientes a compensar los daños materiales y humanos que se están observando no sólo en nuestro país, sino en todo el orbe. 


Trabajo conjunto entre regiones