LA QUEMA AGRÍCOLA: UNA AMENAZA QUE AGRAVA EL CAMBIO CLIMÁTICO Y DESTRUYE LA AMAZONÍA
Por:
Ludwig H. Cárdenas Silva
La
Amazonía peruana, reconocida como uno de los ecosistemas más biodiversos del
planeta, enfrenta una amenaza sin precedentes debido a la combinación de cambio
climático, deforestación e incendios forestales. Este complejo problema tiene
implicaciones profundas no solo para el medio ambiente, sino también para las
comunidades locales que dependen de estos recursos para su supervivencia.
La
quema agrícola, una técnica utilizada por muchos agricultores, implica la quema
de vegetación y maleza para preparar el terreno para nuevos cultivos. Esta
acción se basa en la idea errónea de que las cenizas producidas durante el
proceso fertilizan el suelo y que el humo generado puede atraer lluvias. Sin
embargo, estos conceptos carecen de fundamento científico y, en realidad,
resultan en la degradación del suelo, la pérdida de materia orgánica y la
disminución de su capacidad de retención de agua, lo que afecta negativamente
la fertilidad a largo plazo.
El
impacto de la quema agrícola se extiende más allá de los terrenos agrícolas.
Los incendios provocados por esta práctica se propagan con facilidad a las
áreas forestales circundantes, contribuyendo significativamente a la
deforestación de nuestra Amazonía. Esta región, vital para la regulación del
clima global y con una biodiversidad inigualable, está perdiendo miles de
hectáreas de selva cada año. La deforestación libera grandes cantidades de
dióxido de carbono (CO2) almacenado en los árboles, lo que contribuye al cambio
climático y a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. La
pérdida de árboles también disminuye la capacidad de los bosques para absorber
CO2 y regular el clima, exacerbando aún más los efectos del calentamiento
global.
En
el presente año, la crisis hídrica en la selva ha alcanzado niveles críticos.
Los niveles de caudal de los ríos amazónicos, como el Huallaga, Ucayali,
Marañón, Amazonas y muchos otros, han experimentado una disminución drástica,
alcanzando niveles históricos. Esta reducción en el caudal ha tenido un impacto
devastador en la navegación fluvial, un medio esencial para el transporte de
bienes y víveres en muchas comunidades de la región. En muchos tramos de estos
ríos, la disminución del caudal ha hecho imposible la navegación, afectando
gravemente el abastecimiento de alimentos y otros suministros cruciales para
las poblaciones que dependen de estos ríos para su supervivencia.
El
cambio climático juega un papel crucial en esta crisis hídrica. El aumento de
las temperaturas y la alteración de los patrones de lluvia han creado
condiciones más secas y vulnerables al fuego, lo que intensifica la frecuencia
e intensidad de los incendios forestales. Este ciclo destructivo entre
deforestación, crisis hídrica y cambio climático es un desafío ambiental
crítico que requiere una acción urgente y coordinada a nivel local, nacional e
internacional.
En
contraste con las prácticas destructivas actuales, la agricultura incaica
ofrecía un modelo de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente. Los
antiguos incas desarrollaron técnicas agrícolas avanzadas como los andenes y
sistemas de riego que permitieron cultivar de manera eficiente sin destruir el
entorno natural. Estos métodos no solo promovían la conservación del suelo y
el agua, sino que también fomentaban la biodiversidad y la resiliencia del
ecosistema. La sabiduría ancestral de los incas demuestra que es posible lograr
una alta productividad agrícola sin comprometer la salud del medio ambiente.
Para
abordar la devastación actual y mitigar la crisis hídrica, es imperativo
adoptar prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las comunidades
locales deben trabajar en conjunto para educar a los agricultores sobre los
peligros asociados con la quema agrícola y proporcionar alternativas
viables. La agroforestería, por ejemplo, combina la producción agrícola
con la conservación de árboles y la restauración del suelo, ofreciendo una
solución más equilibrada y sostenible. El uso de abonos orgánicos en lugar de
la quema de bosques también puede mejorar la salud del suelo y reducir la
necesidad de recurrir a métodos destructivos.
Además,
es esencial implementar políticas efectivas para proteger los bosques
amazónicos y sancionar a aquellos que provoquen incendios. Las estrategias de
reforestación y restauración de áreas quemadas son fundamentales para recuperar
los ecosistemas dañados y restablecer la capacidad de los bosques para absorber
CO2 y regular el clima.
Para
abordar de manera efectiva la crisis de la quema agrícola y la crisis hídrica
en la Amazonía, es necesario adoptar un enfoque integral que combine prácticas
agrícolas sostenibles, la protección de los bosques y políticas de conservación
eficaces. Este enfoque global es crucial para asegurar un futuro en el que
tanto el medio ambiente como las comunidades puedan prosperar en armonía.
La
preservación de la Amazonía no es solo una cuestión de interés local, sino de
importancia global. Este ecosistema juega un papel vital en la absorción de CO2
y en la regulación del clima a nivel planetario. Asegurar la salud y la
integridad de la Amazonía es crucial para el bienestar del planeta y para
enfrentar los desafíos del cambio climático.
Se requiere una acción urgente y coordinada para proteger este invaluable ecosistema
y garantizar la salud del país y del planeta para las generaciones futuras.
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