2 oct 2024

CONCESIONES MINERAS SE OTORGAN SIN CONSULTA PREVIA

 SAN MARTÍN: COMUNIDADES SE MOVILIZAN EN CONTRA DE CONCESIONES MINERAS

Por: Ludwig H. Cárdenas Silva

San Martín ha sido históricamente una zona de producción agrícola y un enclave de biodiversidad. La abundancia de recursos naturales ha convertido a este departamento en uno de los más destacados en la producción de arroz, maíz, plátano, yuca, café y cacao, permitiendo que miles de familias dependan de la agricultura, la pesca y otras actividades estrechamente ligadas al ecosistema. Sin embargo, en los últimos años, San Martín ha empezado a sufrir con intensidad los efectos del cambio climático, lo que pone en peligro tanto la estabilidad ecológica como la económica de la región.

El cambio climático ya está mostrando sus efectos devastadores en toda la Amazonía, y uno de los aspectos más críticos es la disminución del caudal de los ríos. La temporada de estiaje, caracterizada por largos periodos sin lluvias, se ha vuelto más prolongada e intensa, afectando no solo a los ecosistemas acuáticos, sino también a las comunidades locales que dependen del agua para consumo y riego de cultivos. Como resultado, varias ciudades han enfrentado racionamientos de agua potable, lo que hace cada vez más difícil garantizar un suministro constante y seguro de este recurso vital.

Los cambios en los patrones de lluvia y el aumento de las temperaturas han comenzado a afectar directamente la producción agrícola. Los cultivos tradicionales están sufriendo los efectos de sequías prolongadas, lluvias intensas y erráticas, así como la falta de acceso a sistemas de riego adecuados. Esta combinación de factores ha desencadenado una crisis sin precedentes en el sector agrícola de San Martín.

Los efectos no se limitan únicamente a la cantidad y calidad de los cultivos. Los incendios forestales, una de las consecuencias más visibles del cambio climático, están aumentando en frecuencia e intensidad. El calor extremo y la falta de humedad en los bosques amazónicos crean condiciones propicias para la propagación de incendios, muchos de los cuales resultan incontrolables. Estos incendios no solo destruyen vastas áreas de bosque tropical, sino que también impactan la biodiversidad, destruyendo hábitats de especies animales y vegetales que están en situación vulnerable o en peligro de extinción.

En medio de esta crisis climática, la región enfrenta una nueva amenaza: la minería. La concesión de lotes para la minería en San Martín ha suscitado una creciente preocupación, especialmente por su impacto en los ríos y bosques, así como en las comunidades locales. El Ministerio de Energía y Minas ha otorgado más de 500 concesiones mineras en la Amazonía, principalmente para la exploración de minerales valiosos como el oro y otros metales. Aunque la explotación minera en la Amazonía peruana no es un fenómeno reciente, su expansión en departamentos como San Martín ha generado tensiones entre las empresas mineras, los agricultores y las comunidades indígenas.

Uno de los principales conflictos gira en torno a la contaminación del agua. La minería requiere el uso de productos químicos tóxicos, como el mercurio y el cianuro, que pueden filtrarse en los ríos y arroyos, contaminando las fuentes de agua. Esta contaminación no solo afecta a la vida silvestre, sino que también pone en peligro a las comunidades que dependen de estos ríos para su subsistencia. La agricultura, que ya enfrenta serios desafíos debido al cambio climático, podría verse aún más afectada por la falta de agua limpia para el riego y el consumo.

Además, las actividades mineras suelen contemplar la deforestación de grandes extensiones de bosque para acceder a los depósitos minerales. Esto resulta especialmente preocupante en un departamento como San Martín, donde el 64.60% del territorio está destinado a zonas de protección y conservación ecológica, el 20.38% son zonas de recuperación, el 14.87% son zonas de producción y el 0.15% son zonas de vocación urbana, según la Zonificación Ecológica Económica (ZEE). La eliminación de la vegetación no solo provoca la pérdida de biodiversidad, sino que también acelera la erosión del suelo, lo que perjudica a los agricultores locales al reducir la fertilidad de las tierras.

Un problema recurrente en la expansión de la minería en la Amazonía es la falta de coordinación entre el gobierno central, los gobiernos regionales, los gobiernos locales y las comunidades campesinas e indígenas. Muchas concesiones mineras se otorgan sin la consulta previa adecuada a las poblaciones que habitan las zonas afectadas. En distritos como Soritor y Tabalosos, las empresas mineras han comenzado la exploración sin consultar a los agricultores, sociedad civil y autoridades, lo que está generando fuertes protestas y demandas.

Las comunidades están particularmente preocupadas por el derecho al acceso al agua, un recurso cada vez más escaso debido al cambio climático. Los residentes temen que la actividad minera, con su alta demanda de agua y su potencial de contaminación, pueda comprometer sus fuentes de agua potable y los sistemas de riego que sustentan su agricultura.

Todo indica que las empresas mineras no están considerando las regulaciones ambientales, como la mencionada Zonificación Ecológica Económica (ZEE), ni la zonificación forestal. Los estudios que realizan las empresas suelen basarse en información satelital, lo que ignora el conocimiento local y la realidad de los ecosistemas en el terreno. Las zonas de amortiguamiento de las áreas naturales protegidas no siempre son respetadas, y las actividades exploratorias frecuentemente se superponen con territorios clave para la conservación ecológica.

En relación con esta situación, es preocupante lo que manifestó el director regional de Energía y Minas: “Nosotros no tenemos competencia directa en la mediana y gran minería. El gobernador regional, Walter Grundel Jiménez, fue enfático en la audiencia al decir que rechazamos toda intervención de exploración minera en nuestro territorio sin antes haber sido socializada con la población. Una cosa es tener el conocimiento y otra es dar el consentimiento; nosotros, como gobierno regional, no otorgamos autorizaciones”, declaró José Enrique Celis Escudero en una entrevista en Radio Tropical. Estas declaraciones sugieren que el gobierno regional tendría una capacidad limitada frente a las decisiones del gobierno central, lo cual no refleja la realidad. Cabe destacar que, a lo largo del proceso de elaboración de la Zonificación Ecológica - Económica (ZEE), el GORESAM, junto con las municipalidades provinciales y distritales, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), la Cooperación Técnica Alemana (GTZ) a través del Programa Desarrollo Rural Sostenible (PDRS), así como la sociedad civil, asumieron un liderazgo activo. Por lo tanto, la ZEE, al haber sido elaborada de manera participativa y consensuada, tiene carácter vinculante. Solo queda hacerla respetar.

Un aspecto importante a considerar es la dependencia económica de Perú de la exportación de materias primas, como los minerales, y los riesgos que esta dependencia implica a largo plazo. Aunque la minería puede generar ingresos significativos a corto plazo, es una actividad altamente destructiva para el medio ambiente y que, en muchos casos, deja pocos beneficios económicos duraderos para las comunidades locales.

Ante este panorama, surge la necesidad urgente de diversificar la economía de San Martín y de la Amazonía en general. En lugar de depender de la minería, cuyos impactos negativos sobre el medio ambiente y la agricultura son evidentes, se deberían promover alternativas más sostenibles y menos destructivas. La agricultura sostenible, el desarrollo de la agroindustria y el turismo ecológico son sectores capaces de generar empleo y mejorar la calidad de vida de las comunidades locales, sin poner en riesgo los recursos naturales de la región.

El sector agrícola, por ejemplo, puede fortalecerse a través de la inversión en tecnologías de riego eficiente, la promoción de prácticas de agricultura regenerativa y el apoyo a pequeños agricultores para que adopten sistemas agroforestales que ayuden a restaurar la biodiversidad y mejorar la resiliencia de los ecosistemas. El turismo ecológico, que aprovecha la belleza natural y la rica biodiversidad de la Amazonía, tiene el potencial de generar ingresos importantes sin necesidad de degradar el medio ambiente.

La minería no puede considerarse como la única solución para el desarrollo económico de San Martín y del país. Es fundamental adoptar un enfoque más inclusivo y sostenible en la gestión de los recursos naturales, que respete la Zonificación Ecológica Económica, el Plan de Ordenamiento Territorial, y garantice la consulta previa con las comunidades locales antes de otorgar concesiones mineras. La Amazonía peruana es una de las regiones más biodiversas del planeta, y su conservación es crucial, no solo para las generaciones actuales, sino también para las futuras.

En medio de la crisis provocada por el cambio climático, el desarrollo económico debe avanzar paralelo con la conservación ambiental, y no a expensas de esta. La implementación de políticas de desarrollo sostenible, el respeto a los derechos de las comunidades locales, y la protección de los ecosistemas deben ser prioridades fundamentales para asegurar que San Martín continúe siendo un lugar donde la calidad de vida prospere, tanto para las personas como para la biodiversidad que habita en sus bosques, ríos y montañas.

La conservación de nuestros ríos y bosques es vital para poder afrontar los efectos del cambio climático.

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