LO MISMO DE
SIEMPRE
Por:
Ludwig Cárdenas Silva
Una vez más nuestro país está inmerso en una abrumadora y demagógica campaña
electoral. Este año, para elegir autoridades regionales, provinciales y
distritales.
No es de extrañar que los candidatos estén visitando los poblados más
apartados, llevando, como siempre, dádivas para repartir a mansalva. Se observa
que el ingenio se incrementa en cada oportunidad, pues las “donaciones” se han multiplicado
y diversificado. Ahora no sólo regalan arroz, menestras, galletas, sal, azúcar,
botas, polos, zapatillas, juguetes, calaminas y herramientas; sino que realizan
campañas médicas y de corte de cabello. No faltan algunos que regalan
cocinas, sillas de ruedas y hasta medicamentos.
No es de extrañar, también, que la mayoría de candidatos ofrezcan grandes
obras, principalmente de infraestructura, a base de cemento y fierro. No es
para menos, pues este tipo de obras implican una gran “inversión”; por tanto,
el diezmo sería igual de grande. Algunos ilusos llegan hasta a ofrecer trochas
carrozables, puentes, postas médicas y escuelas al interior de nuestras áreas
naturales protegidas. Estos señorcitos obvian maliciosamente las leyes
ambientales y los diversos planes ambientales. La frase “desarrollo integral y sostenible”
es un obstáculo, les resulta más conveniente la improvisación y el
inmediatismo.
Hasta ahora no se escucha a algún candidato que hable de promover la
reforestación de nuestras áreas desboscadas o de promover la conservación,
protección y manejo sostenible de nuestras microcuencas. No se escucha de
alguien que ofrezca promover un crecimiento urbano y rural planificado. Son muy
pocos los que hablan de promover una agricultura orgánica y tecnificada; son
muy pocos los que hablan de elevar el nivel de vida de los agricultores. La
mayoría se centra en ofrecer obras que impactarían al corto plazo. No se sabe
de algún candidato que hable de promover obras que impacten al mediano y largo
plazo; es decir, de obras que nos garanticen un bienestar permanente, en
armonía con la conservación de nuestro entorno natural.
Lo más lamentable de todo es que la mayoría de candidatos hablan de lo
que pretenden hacer, pero no dicen la forma como lo desarrollarían. Politiquería
pura.
El bajo nivel de
educación y la falta de cultura política en nuestro país siguen siendo el caldo
de cultivo para que los demagogos salgan a sorprender en cada campaña. Si la
fórmula del “tío regalón” continúa funcionando hasta ahora es porque seguimos
mal en educación y en cultura política, desafíos que deben afrontar el Estado y
los partidos políticos urgentemente; caso contrario seguiremos en lo mismo de
siempre, lamentándonos de las autoridades que elegimos... Está dicho.