¿Seguirá
imponiéndose la falta de voluntad política?
Por: Ludwig Cárdenas Silva
Los
desastres “naturales” que vienen ocurriendo en varias ciudades ubicadas en las zonas del Huallaga Central y Alto Mayo, permiten evidenciar que las autoridades de San
Martín siguen en lo mismo; es decir, de espalda a los asuntos ambientales. A
fines del año pasado y en lo que va del presente, los huaycos y las
inundaciones continúan causando serios desmanes, originados en gran parte por
la inacción o en todo caso por la negligencia del hombre.
Si
bien es cierto puede resultar prematuro calificar a las nuevas autoridades, en
cuanto a sus iniciativas de carácter ambiental, pero es posible suponer lo que
se nos viene teniendo en cuenta que los funcionarios de la anterior gestión
regional continúan en sus cargos, los mismos que poco o nada hicieron por
neutralizar la deforestación, el crecimiento rural y urbano desordenado, así
como, por socializar los instrumentos de gestión ambiental.
Para
nadie es un secreto que quienes se dedican a la agricultura en San Martín, en
su mayoría provienen de otras regiones del país, con experiencias muy ajenas a
nuestra realidad. Estos señores vienen afincándose improvisadamente en
cualquier lugar “disponible” del departamento, sin conocer la vocación de las
tierras que usurpan. Muestra de esto se puede observar a lo largo y ancho de la
carretera Fernando Belaúnde Terry y de las áreas naturales protegidas.
Cabe señalar que
las áreas naturales protegidas son vitales para el mantenimiento del equilibrio
hídrico en el departamento de San Martín y en toda la Amazonía. Su cobertura
boscosa capta el agua
de las lluvias y la conduce a los valles donde abastece a las poblaciones y
tierras de cultivo. Estos bosques evitan que caminos, carreteras y poblados
enteros sean devastados por huaycos y deslizamientos causados por la desestabilización de
un terreno frágil, sin cobertura y expuesto al continuo embate de las lluvias.
Afirmar,
pues, que nuestras riquezas están en las zonas rurales, no es del todo cierto;
al menos no lo es si se considera que la mayoría de estas "zonas
productivas” se ubican en lugares que deben permanecer intangibles. No es
aventurado señalar que gran parte de los terrenos dedicados al cultivo de café
y cacao en San Martín, se ubican en laderas de montañas, en zonas de
amortiguamiento y hasta en las mismas áreas naturales protegidas. Lugares que
por el momento pueden parecer aptos para realizar estas actividades; pero, a la
larga, están condenados a convertirse en terrenos áridos.
Desde
anteriores gestiones regionales y municipales, nuestras autoridades vienen
ignorando diversos instrumentos de gestión y planes ambientales que el mismo
gobierno regional elaboró. Ignoran, también, los planes maestros de las áreas
naturales protegidas. Al parecer, están más interesados en propiciar un
desarrollo al corto plazo, que eventualmente impresiona más, antes que alentar
un desarrollo con criterio de sostenibilidad de mediano y largo plazo. De ahí
el afán de centrarse en las zonas rurales, lo cual explica que seguirán
destinando ingentes recursos para la construcción de trochas, carreteras y
puentes hacia los “centros de producción agrícola”. Probablemente las obras de
infraestructura que se construirán próximamente, no estarán dentro de las áreas
naturales protegidas, incluidas las zonas de Conservación y Recuperación
Ecológicas; pero, estas obras se orientarán hacia ellas o en todo caso a zonas
que no son aptas para la agricultura, alentando así su posterior invasión y
depredación.
Las
inundaciones y huaycos cada vez se tornan más intensos y perjudiciales en la
Amazonía. Al respecto, muchos aducirán alegremente que se debe al calentamiento
global, sin darse cuenta que nuestro ecosistema regional es parte de un
ecosistema global; por tanto, lo que se deje de hacer para conservar y proteger
nuestro patrimonio natural, repercutirá en otras latitudes y viceversa.
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