Por: Ludwig H. Cárdenas Silva
11 de abril de 2012
EN SAN MARTÍN: LEYES Y PLANES AMBIENTALES
SÓLO PARA LA FIGURACIÓN
En la última asamblea ordinaria del comité de gestión del Bosque de Protección Alto Mayo, realizada el 29 de marzo, en la cual participaron también los “posesionarios” de esta área natural protegida, salieron a relucir algunos detalles que sorprendieron a todos los asistentes. El más relevante fue que uno de los posesionarios, que integra también el Frente de Defensa de Aguas Verdes, señaló que, al igual que él, había agricultores ubicados dentro del bosque de protección que “tenían más de una parcela” y que algunos incluso “tenían más de 200 hectáreas”. Este reconocimiento, sincero por cierto, revela una cruda y lamentable realidad que se acarrea desde hace varias décadas.
La construcción de la carretera Marginal de la Selva, hoy llamada Fernando Belaúnde Terry (F.B.T.), se llevó a cabo sin prever el impacto ambiental que originaría posteriormente. Nunca se habló de un plan de mitigación o compensación por los daños ambientales que se presentarían. En esa época sólo se contemplaba favorecer la “colonización” de la selva, que el mismo Belaúnde Terry llamaba: “La conquista del Perú por los peruanos”. Tal visión en aquellos años era muy bien recibida, principalmente en la Sierra y Costa norte. Hasta cierto punto la idea de integrar la Selva con las demás regiones del país era una fórmula que favorecería el desarrollo de la agricultura, ganadería, industria y comercio; pero, no se contempló que este “desarrollo” iba a estar acompañado de la ocupación desordenada de nuestro territorio, trayendo como consecuencia una deforestación incontrolable que hasta hoy día sigue imparable. En esa época no se contemplaba la capacidad de uso mayor de los suelos o la vocación de las tierras de la Amazonía. Hablar de algún tipo de zonificación era todavía un asunto que sólo cabía en la mente de muy pocos estudiosos. La falta de criterio técnico de los gobernantes de aquellos años sólo les permitía tener una apreciación superficial de nuestra Amazonía, donde se consideraba que era posible desarrollar cualquier actividad productiva. Cuan lejos estaban de nuestra realidad.
A cuatro décadas de la apertura de la carretera F.B.T., no obstante las actuales normas ambientales, la crisis ambiental cada vez se torna más grave y preocupante. Con la deforestación, viene también la pérdida de biodiversidad, de las fuentes de agua y el cambio climático con sus desastrosas consecuencias.
A cuatro décadas de la apertura de la Carretera F.B.T., no obstante que existen un sinnúmero de instrumentos y planes ambientales, es muy poco lo que se viene haciendo en cuanto a la conservación de nuestras áreas naturales protegidas (de nivel nacional y regional), donde se encuentran nuestras fuentes de agua; nuestra biodiversidad y los singulares atractivos turísticos naturales que nos distinguen de otras latitudes. Resulta, pues, inconcebible que los traficantes de tierra y de madera sigan actuando con total impunidad, inclusive enfrentándose burdamente a las autoridades, como si no existieran leyes que sancionen sus actos ilegales.
Como sucesivamente se viene mencionando, podemos afirmar con certeza que San Martín debe estar entre los primeros departamentos en tener sus instrumentos de gestión ambiental elaborados; pero, también debe ser el primero en ignorarlos. Existe, en letras, una Agenda Ambiental Regional, un Plan de Acción Ambiental, una Política Ambiental Regional, entre otros afines, y al igual que en el gobierno regional lo mismo ocurre en cada municipalidad provincial.
Se sabe que desde hace más de 5 años, a nivel departamental, se cuenta con una Zonificación Ecológica Económica (A nivel Macro y en algunas provincias a nivel Meso). Igualmente, se viene “avanzando” en la elaboración del Plan de Ordenamiento Territorial de muchas provincias. También se conoce de la existencia de un Plan Forestal Regional y de un sinnúmero de planes maestros de nuestras áreas naturales protegidas, muchos de los cuales se están desactualizando sin siquiera haberse implementado. Es decir, estamos bañados de normas, planes e instrumentos de gestión ambiental que sólo están para adornar las oficinas de nuestras municipalidades y del gobierno regional.
Con todo lo que contamos: Leyes, planes e instrumentos de gestión ambiental, el departamento de San Martín debería ser un modelo de desarrollo sostenible en los hechos. Hasta ahora hablar de “región verde” resulta una falacia y utopía; en vez de eso, nos estamos acercando a ser reconocidos como una región gris o marrón. Si pretendemos ser un ejemplo de desarrollo, es necesario que nuestras autoridades y funcionarios pongan voluntad política en los asuntos ambientales, que dejen la demagogia y empiecen a ver nuestra crisis ambiental con mayor seriedad y responsabilidad. Que en lugar de estar parcializándose con los intereses de los que depredan nuestras áreas naturales protegidas, se orienten a conservar y proteger las riquezas que allí se encuentran; pues, sin ellas jamás podremos ser una región competitiva y desarrollada.
Construcción ilegal de trochas al interior del Bosque de Protección Alto Mayo, donde se ubican nuestras fuentes de agua que abastecen a las poblaciones y tierras de cultivo del valle. Este tipo de obras contribuyen al asentamiento de más migrantes originando posteriormente la deforestación de esta área natural protegida.
En el territorio sanmartinense existen áreas que son aptas para el desarrollo agropecuario. Al interior del bosque de protección Alto Mayo estas actividades están prohibidas porque ahí se encuentran nuestras fuentes de agua. Es imperativo que se hagan prevalecer las normas ambientales y los planes maestros de las áreas naturales protegidas.
La extracción ilegal de madera en el bosque de protección Alto Mayo se incrementa a medida que avanza la construcción de trochas carrozables.
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