ECOALERTA AMAZÓNICA
Blog para informar, analizar y plantear alternativas de solución a la problemática ambiental de la Amazonía peruana.
30 ene 2025
12 dic 2024
15 nov 2024
ENTRE SEQUÍAS DEVASTADORAS E INUNDACIONES INCONTENIBLES
SAN MARTÍN EN CRISIS: ENTRE SEQUÍAS
DEVASTADORAS E INUNDACIONES INCONTENIBLES
Por: Ludwig H. Cárdenas Silva
Las inundaciones
que afectan diversas ciudades del departamento de San Martín, así como otras
zonas de nuestra Amazonía, son un recordatorio claro de la creciente
vulnerabilidad de la región frente al cambio climático y de la ineficacia de
las autoridades locales y regionales para enfrentarlo.
Los fenómenos
como sequías e incendios forestales han dado paso a lluvias torrenciales y
crecidas de ríos, poniendo en evidencia la alarmante ausencia de planes de
contingencia y una pésima gestión sostenible de los recursos naturales.
El cambio climático, caracterizado por un aumento de fenómenos extremos, ha alterado significativamente los ciclos naturales en San Martín. Los largos períodos de estiaje reducen el caudal de los ríos a niveles mínimos y el calor reseca el paisaje, facilitando incendios forestales que arrasan extensas áreas de bosque. Estas condiciones extremas suelen dar paso a lluvias torrenciales que desbordan los ríos, ocasionando inundaciones graves y deslizamientos de tierra (huaycos). Estas precipitaciones devastadoras destruyen viviendas, carreteras y tierras agrícolas, exacerbando la vulnerabilidad de la región. Frente a estas situaciones, las autoridades se limitan a entregar víveres y frazadas a los damnificados, sin abordar el problema con una visión más profunda.
Esta
variabilidad climática no es un fenómeno aislado. La Amazonía, como parte del
ecosistema global, manifiesta y exacerba los efectos del calentamiento global.
Las acciones que no se tomen para proteger y conservar este ecosistema tendrán
repercusiones negativas, no solo en la región, sino también en el equilibrio
ambiental del planeta.
La falta de
gestión ambiental efectiva en San Martín y en toda nuestra Amazonía es
evidente. Los planes y herramientas de gestión ambiental elaborados en años
anteriores permanecen olvidados en los archivos, ignorados tanto por las
autoridades actuales como por sus predecesores.
Las áreas
naturales protegidas, fundamentales para mantener el equilibrio hídrico y
prevenir deslizamientos, están cada vez más amenazadas por la deforestación y
la ocupación desordenada del territorio, ya sea en zonas urbanas o rurales.
La cobertura boscosa
de estas áreas no solo captura agua de las lluvias para abastecer a las
poblaciones y cultivos, sino que también estabiliza terrenos frágiles,
previniendo los desastres causados por el embate constante de las
precipitaciones. Sin embargo, estas áreas están siendo progresivamente
invadidas por actividades agrícolas descontroladas, alentadas por la
construcción de infraestructura que facilita el acceso a áreas no aptas para la
agricultura.
Gran parte de
los agricultores que se han establecido en San Martín provienen de otras
regiones del país, con prácticas agrícolas incompatibles con la realidad
amazónica. Estos pobladores, en su afán de obtener tierras cultivables, han
invadido áreas frágiles y protegidas, intensificando la deforestación y
alterando el ciclo hídrico regional.
El desarrollo de
infraestructura rural, como carreteras y trochas, en nombre de la
"productividad agrícola", a menudo termina incentivando la
depredación de las áreas naturales protegidas. Este modelo de desarrollo de corto plazo,
promovido por las autoridades, sacrifica la sostenibilidad ambiental en favor
de resultados inmediatos que rara vez benefician a la región a largo plazo.
Frente a esta
situación, resulta imperativo adoptar medidas integrales que prioricen la
sostenibilidad y la gestión efectiva de los recursos naturales:
- Fortalecer la conservación de áreas naturales protegidas: Asegurar la implementación de los planes maestros de estas zonas y penalizar las invasiones y actividades ilegales.
- Promover prácticas agrícolas sostenibles: Educar y apoyar a los agricultores en el uso de técnicas compatibles con el ecosistema amazónico, como la agroforestería.
- Invertir en infraestructura resiliente: Diseñar obras que respeten las vocaciones de uso del suelo y no alienten la expansión desordenada.
- Fortalecer la gobernanza ambiental: Garantizar que los instrumentos de gestión ambiental sean aplicados y fiscalizados con rigor.
- Fomentar la educación ambiental: Involucrar a las comunidades locales en la protección de los recursos naturales y generar conciencia sobre el impacto del cambio climático.
El cambio climático ha dejado de ser una amenaza lejana para convertirse en una realidad que afecta directamente a las comunidades de San Martín. Mientras las autoridades sigan de espaldas a esta problemática, las pérdidas económicas y ambientales seguirán aumentando. Es tiempo de actuar con visión de futuro y compromiso global, porque proteger la Amazonía es proteger el planeta.
2 oct 2024
CONCESIONES MINERAS SE OTORGAN SIN CONSULTA PREVIA
SAN MARTÍN: COMUNIDADES SE MOVILIZAN EN CONTRA DE CONCESIONES MINERAS
Por: Ludwig H. Cárdenas
Silva
San
Martín ha sido históricamente una zona de producción agrícola y un enclave de
biodiversidad. La abundancia de recursos naturales ha convertido a este
departamento en uno de los más destacados en la producción de arroz, maíz,
plátano, yuca, café y cacao, permitiendo que miles de familias dependan de la
agricultura, la pesca y otras actividades estrechamente ligadas al ecosistema.
Sin embargo, en los últimos años, San Martín ha empezado a sufrir con
intensidad los efectos del cambio climático, lo que pone en peligro tanto la
estabilidad ecológica como la económica de la región.
El cambio climático
ya está mostrando sus efectos devastadores en toda la Amazonía, y uno de los
aspectos más críticos es la disminución del caudal de los ríos. La temporada de
estiaje, caracterizada por largos periodos sin lluvias, se ha vuelto más
prolongada e intensa, afectando no solo a los ecosistemas acuáticos, sino
también a las comunidades locales que dependen del agua para consumo y riego de
cultivos. Como resultado, varias ciudades han enfrentado racionamientos de agua
potable, lo que hace cada vez más difícil garantizar un suministro constante y
seguro de este recurso vital.
Los cambios en los
patrones de lluvia y el aumento de las temperaturas han comenzado a afectar
directamente la producción agrícola. Los cultivos tradicionales están sufriendo
los efectos de sequías prolongadas, lluvias intensas y erráticas, así como la
falta de acceso a sistemas de riego adecuados. Esta combinación de factores ha
desencadenado una crisis sin precedentes en el sector agrícola de San Martín.
Los efectos no se
limitan únicamente a la cantidad y calidad de los cultivos. Los incendios
forestales, una de las consecuencias más visibles del cambio climático, están
aumentando en frecuencia e intensidad. El calor extremo y la falta de humedad
en los bosques amazónicos crean condiciones propicias para la propagación de
incendios, muchos de los cuales resultan incontrolables. Estos incendios no
solo destruyen vastas áreas de bosque tropical, sino que también impactan la
biodiversidad, destruyendo hábitats de especies animales y vegetales que están
en situación vulnerable o en peligro de extinción.
En medio de esta
crisis climática, la región enfrenta una nueva amenaza: la minería. La
concesión de lotes para la minería en San Martín ha suscitado una creciente
preocupación, especialmente por su impacto en los ríos y bosques, así como en
las comunidades locales. El Ministerio de Energía y
Minas ha otorgado más de 500 concesiones mineras en la Amazonía, principalmente
para la exploración de minerales valiosos como el oro y otros metales. Aunque
la explotación minera en la Amazonía peruana no es un fenómeno reciente, su
expansión en departamentos como San Martín ha generado tensiones entre las
empresas mineras, los agricultores y las comunidades indígenas.
Uno de los
principales conflictos gira en torno a la contaminación del agua. La minería
requiere el uso de productos químicos tóxicos, como el mercurio y el cianuro,
que pueden filtrarse en los ríos y arroyos, contaminando las fuentes de agua.
Esta contaminación no solo afecta a la vida silvestre, sino que también pone en
peligro a las comunidades que dependen de estos ríos para su subsistencia. La
agricultura, que ya enfrenta serios desafíos debido al cambio climático, podría
verse aún más afectada por la falta de agua limpia para el riego y el consumo.
Además, las
actividades mineras suelen contemplar la deforestación de grandes extensiones
de bosque para acceder a los depósitos minerales. Esto resulta especialmente
preocupante en un departamento como San Martín, donde el 64.60% del territorio
está destinado a zonas de protección y conservación ecológica, el 20.38% son zonas de
recuperación, el 14.87% son zonas de producción y el 0.15% son zonas de
vocación urbana, según la Zonificación Ecológica Económica (ZEE).
La eliminación de la vegetación no solo provoca la pérdida de biodiversidad,
sino que también acelera la erosión del suelo, lo que perjudica a los
agricultores locales al reducir la fertilidad de las tierras.
Un problema
recurrente en la expansión de la minería en la Amazonía es la falta de
coordinación entre el gobierno central, los gobiernos regionales, los gobiernos
locales y las comunidades campesinas e indígenas. Muchas concesiones mineras se
otorgan sin la consulta previa adecuada a las poblaciones que habitan las zonas
afectadas. En distritos como Soritor y Tabalosos, las
empresas mineras han comenzado la exploración sin consultar a los agricultores,
sociedad civil y autoridades, lo que está generando fuertes protestas y
demandas.
Las comunidades están
particularmente preocupadas por el derecho al acceso al agua, un recurso cada
vez más escaso debido al cambio climático. Los residentes temen que la
actividad minera, con su alta demanda de agua y su potencial de contaminación,
pueda comprometer sus fuentes de agua potable y los sistemas de riego que
sustentan su agricultura.
Todo indica que las
empresas mineras no están considerando las regulaciones ambientales, como la
mencionada Zonificación Ecológica Económica (ZEE), ni la zonificación forestal.
Los estudios que realizan las empresas suelen basarse en información satelital,
lo que ignora el conocimiento local y la realidad de los ecosistemas en el
terreno. Las zonas de amortiguamiento de las áreas naturales protegidas no
siempre son respetadas, y las actividades exploratorias frecuentemente se
superponen con territorios clave para la conservación ecológica.
En
relación con esta situación, es preocupante lo que manifestó el director
regional de Energía y Minas: “Nosotros no tenemos competencia directa en la
mediana y gran minería. El gobernador regional, Walter Grundel Jiménez, fue
enfático en la audiencia al decir que rechazamos toda intervención de
exploración minera en nuestro territorio sin antes haber sido socializada con
la población. Una cosa es tener el conocimiento y otra es dar el
consentimiento; nosotros, como gobierno regional, no otorgamos autorizaciones”,
declaró José Enrique Celis Escudero en una entrevista en Radio Tropical. Estas
declaraciones sugieren que el gobierno regional tendría una capacidad limitada
frente a las decisiones del gobierno central, lo cual no refleja la realidad.
Cabe destacar que, a lo largo del proceso de elaboración de la Zonificación
Ecológica - Económica (ZEE), el GORESAM, junto con las municipalidades
provinciales y distritales, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía
Peruana (IIAP), la Cooperación Técnica Alemana (GTZ) a través del Programa
Desarrollo Rural Sostenible (PDRS), así como la sociedad civil, asumieron un
liderazgo activo. Por lo tanto, la ZEE, al haber sido elaborada de manera
participativa y consensuada, tiene carácter vinculante. Solo queda hacerla
respetar.
Un aspecto importante
a considerar es la dependencia económica de Perú de la exportación de materias
primas, como los minerales, y los riesgos que esta dependencia implica a largo
plazo. Aunque la minería puede generar ingresos significativos a corto plazo,
es una actividad altamente destructiva para el medio ambiente y que, en muchos
casos, deja pocos beneficios económicos duraderos para las comunidades locales.
Ante este panorama,
surge la necesidad urgente de diversificar la economía de San Martín y de la
Amazonía en general. En lugar de depender de la minería, cuyos impactos
negativos sobre el medio ambiente y la agricultura son evidentes, se deberían promover
alternativas más sostenibles y menos destructivas. La agricultura sostenible,
el desarrollo de la agroindustria y el turismo ecológico son sectores capaces
de generar empleo y mejorar la calidad de vida de las comunidades locales, sin
poner en riesgo los recursos naturales de la región.
El sector agrícola,
por ejemplo, puede fortalecerse a través de la inversión en tecnologías de
riego eficiente, la promoción de prácticas de agricultura regenerativa y el
apoyo a pequeños agricultores para que adopten sistemas agroforestales que
ayuden a restaurar la biodiversidad y mejorar la resiliencia de los
ecosistemas. El turismo ecológico, que aprovecha la belleza natural y la rica
biodiversidad de la Amazonía, tiene el potencial de generar ingresos importantes
sin necesidad de degradar el medio ambiente.
La minería no puede
considerarse como la única solución para el desarrollo económico de San Martín
y del país. Es fundamental adoptar un enfoque más inclusivo y sostenible en la
gestión de los recursos naturales, que respete la Zonificación Ecológica
Económica, el Plan de Ordenamiento Territorial, y garantice la consulta previa
con las comunidades locales antes de otorgar concesiones mineras. La Amazonía
peruana es una de las regiones más biodiversas del planeta, y su conservación
es crucial, no solo para las generaciones actuales, sino también para las
futuras.
En medio de la crisis
provocada por el cambio climático, el desarrollo económico debe avanzar paralelo
con la conservación ambiental, y no a expensas de esta.
La implementación de políticas de desarrollo sostenible, el respeto a los
derechos de las comunidades locales, y la protección de los ecosistemas deben
ser prioridades fundamentales para asegurar que San Martín continúe siendo un
lugar donde la calidad de vida prospere, tanto para las personas como para la
biodiversidad que habita en sus bosques, ríos y montañas.
15 sept 2024
INCENDIOS FORESTALES EN LA AMAZONÍA
LA QUEMA AGRÍCOLA: UNA AMENAZA QUE AGRAVA EL CAMBIO CLIMÁTICO Y DESTRUYE LA AMAZONÍA
Por:
Ludwig H. Cárdenas Silva
La
Amazonía peruana, reconocida como uno de los ecosistemas más biodiversos del
planeta, enfrenta una amenaza sin precedentes debido a la combinación de cambio
climático, deforestación e incendios forestales. Este complejo problema tiene
implicaciones profundas no solo para el medio ambiente, sino también para las
comunidades locales que dependen de estos recursos para su supervivencia.
La
quema agrícola, una técnica utilizada por muchos agricultores, implica la quema
de vegetación y maleza para preparar el terreno para nuevos cultivos. Esta
acción se basa en la idea errónea de que las cenizas producidas durante el
proceso fertilizan el suelo y que el humo generado puede atraer lluvias. Sin
embargo, estos conceptos carecen de fundamento científico y, en realidad,
resultan en la degradación del suelo, la pérdida de materia orgánica y la
disminución de su capacidad de retención de agua, lo que afecta negativamente
la fertilidad a largo plazo.
El
impacto de la quema agrícola se extiende más allá de los terrenos agrícolas.
Los incendios provocados por esta práctica se propagan con facilidad a las
áreas forestales circundantes, contribuyendo significativamente a la
deforestación de nuestra Amazonía. Esta región, vital para la regulación del
clima global y con una biodiversidad inigualable, está perdiendo miles de
hectáreas de selva cada año. La deforestación libera grandes cantidades de
dióxido de carbono (CO2) almacenado en los árboles, lo que contribuye al cambio
climático y a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. La
pérdida de árboles también disminuye la capacidad de los bosques para absorber
CO2 y regular el clima, exacerbando aún más los efectos del calentamiento
global.
En
el presente año, la crisis hídrica en la selva ha alcanzado niveles críticos.
Los niveles de caudal de los ríos amazónicos, como el Huallaga, Ucayali,
Marañón, Amazonas y muchos otros, han experimentado una disminución drástica,
alcanzando niveles históricos. Esta reducción en el caudal ha tenido un impacto
devastador en la navegación fluvial, un medio esencial para el transporte de
bienes y víveres en muchas comunidades de la región. En muchos tramos de estos
ríos, la disminución del caudal ha hecho imposible la navegación, afectando
gravemente el abastecimiento de alimentos y otros suministros cruciales para
las poblaciones que dependen de estos ríos para su supervivencia.
El
cambio climático juega un papel crucial en esta crisis hídrica. El aumento de
las temperaturas y la alteración de los patrones de lluvia han creado
condiciones más secas y vulnerables al fuego, lo que intensifica la frecuencia
e intensidad de los incendios forestales. Este ciclo destructivo entre
deforestación, crisis hídrica y cambio climático es un desafío ambiental
crítico que requiere una acción urgente y coordinada a nivel local, nacional e
internacional.
En
contraste con las prácticas destructivas actuales, la agricultura incaica
ofrecía un modelo de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente. Los
antiguos incas desarrollaron técnicas agrícolas avanzadas como los andenes y
sistemas de riego que permitieron cultivar de manera eficiente sin destruir el
entorno natural. Estos métodos no solo promovían la conservación del suelo y
el agua, sino que también fomentaban la biodiversidad y la resiliencia del
ecosistema. La sabiduría ancestral de los incas demuestra que es posible lograr
una alta productividad agrícola sin comprometer la salud del medio ambiente.
Para
abordar la devastación actual y mitigar la crisis hídrica, es imperativo
adoptar prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las comunidades
locales deben trabajar en conjunto para educar a los agricultores sobre los
peligros asociados con la quema agrícola y proporcionar alternativas
viables. La agroforestería, por ejemplo, combina la producción agrícola
con la conservación de árboles y la restauración del suelo, ofreciendo una
solución más equilibrada y sostenible. El uso de abonos orgánicos en lugar de
la quema de bosques también puede mejorar la salud del suelo y reducir la
necesidad de recurrir a métodos destructivos.
Además,
es esencial implementar políticas efectivas para proteger los bosques
amazónicos y sancionar a aquellos que provoquen incendios. Las estrategias de
reforestación y restauración de áreas quemadas son fundamentales para recuperar
los ecosistemas dañados y restablecer la capacidad de los bosques para absorber
CO2 y regular el clima.
Para
abordar de manera efectiva la crisis de la quema agrícola y la crisis hídrica
en la Amazonía, es necesario adoptar un enfoque integral que combine prácticas
agrícolas sostenibles, la protección de los bosques y políticas de conservación
eficaces. Este enfoque global es crucial para asegurar un futuro en el que
tanto el medio ambiente como las comunidades puedan prosperar en armonía.
La
preservación de la Amazonía no es solo una cuestión de interés local, sino de
importancia global. Este ecosistema juega un papel vital en la absorción de CO2
y en la regulación del clima a nivel planetario. Asegurar la salud y la
integridad de la Amazonía es crucial para el bienestar del planeta y para
enfrentar los desafíos del cambio climático.
Se requiere una acción urgente y coordinada para proteger este invaluable ecosistema
y garantizar la salud del país y del planeta para las generaciones futuras.
23 ago 2024
FEDIR EXIGE PROTECCIÓN DE MICROCUENCAS
RIOJANOS EN PIE DE LUCHA: EXIGEN PROTECCIÓN Y
CONSERVACIÓN DE SUS MICROCUENCAS
Por: Ludwig H. Cárdenas Silva
La provincia de Rioja, ubicada en las estribaciones del
Bosque de Protección Alto Mayo, enfrenta una crisis ambiental que amenaza su desarrollo sostenible. Los ríos y quebradas de la
provincia están disminuyendo su caudal de manera drástica, un problema alarmante que ha puesto en
riesgo el abastecimiento de agua en los distritos y terrenos agrícolas. Ante
esta situación, el Frente de Defensa de los Intereses de Rioja (FEDIR), ha
decidido tomar acción y exigir la defensa y protección de sus recursos hídricos
y bosques.
El 22 de agosto de 2024 será recordado como un día crucial
para los riojanos y sanmartinenses. En esta fecha, se llevó a cabo la primera
reunión entre los dirigentes del FEDIR, autoridad provincial y representantes
de entidades clave como la Autoridad Regional Ambiental (ARA), la Autoridad
Local del Agua (ALA), los Comités de Regantes y la EPS Rioja. El objetivo:
abordar la creciente problemática de los ríos en la provincia de Rioja, que,
como muchos otros en la región de San Martín, se encuentran abandonados y sin
un plan de protección efectivo.
El calentamiento global, agravado por la deforestación
masiva, viene golpeando severamente a los ríos amazónicos. Durante la temporada
de estiaje, que se extiende por 7 a 8 meses, los ríos y quebradas prácticamente
se secan. Por otro lado, en la temporada de lluvias (4 a 5 meses), el caudal de
los ríos aumenta de manera excesiva e irregular, provocando inundaciones que
afectan tanto a las ciudades como a las tierras de cultivo. Estas situaciones
extremas, empeoradas por la falta de una gestión adecuada, van generando
consecuencias devastadoras para la región.
La situación en los ríos de la provincia de Rioja es
particularmente crítica debido a la extracción desmedida y descontrolada de
material de acarreo (agregados) y la deforestación. Los extractores, con un
afán lucrativo, han llegado incluso a las cabeceras de los ríos, de donde se
capta agua para varios distritos. El río Tónchima, por ejemplo, ha visto
afectadas sus fajas marginales, su lecho y sus riquezas ictiológicas, ya no se
encuentran las diversas especies de peces que antes abundaban.
Frente a estos hechos, el FEDIR ha demandado a la Municipalidad
Provincial de Rioja y al gobierno regional que se declare la intangibilidad de
los ríos y quebradas mediante una ordenanza, que solo se extraiga material de
acarreo para obras públicas. Asimismo, se requiere la elaboración de un Plan de
Mitigación a los Efectos del Calentamiento Global, si existe es imperativo que
lo pongan en práctica. Es evidente que, a nivel distrital, provincial y
regional, las autoridades están centradas en impulsar obras de infraestructura
sin considerar el impacto en los bosques y recursos hídricos. Este enfoque
inmediatista, orientado en promover obras con cemento, fierro y asfalto,
amenaza el futuro de las nuevas generaciones.
San Martín, siendo un departamento amazónico, ya enfrenta
problemas de desabastecimiento de agua en sus ciudades, una situación que se
agrava cada día. El racionamiento de agua potable se ha convertido en una
realidad, y si no se corrigen los errores y omisiones ahora, las consecuencias
serán catastróficas en pocas décadas.
Es hora de que los distritos y provincias de San Martín se
unan para exigir a las autoridades que declaren de carácter estratégico la intangibilidad y conservación de nuestras microcuencas y bosques. Si no protegemos lo que nos
queda, no habrá desarrollo sostenible en nuestra región. Los riojanos ya están
en pie de lucha, y es fundamental que las demás provincias se unan a esta noble
causa para exigir la defensa de nuestro patrimonio natural y garantizar un
futuro promisorio.
Extracción
intensiva y descontrolada de material de acarreo (agregados) en la naciente del
río Negro.
15 ago 2024
DESARROLLISMO VS BOSQUES
POPULISMO Y DESARROLLISMO VS CONSERVACIÓN DE
BOSQUES
Y MICROCUENCAS
Antes,
es oportuno hacer un análisis de otras experiencias como es el caso de la
Carretera Interoceánica Sur, que enlaza a nuestro país con Brasil.
La
Carretera Interoceánica Sur, inaugurada en 2010 como un proyecto emblemático
para conectar Perú y Brasil, ha resultado ser una fuente de controversia,
generando más problemas que beneficios. Aunque fue presentada como una solución
integral para fomentar el comercio, reducir costos de transporte y abrir nuevas
oportunidades económicas en las regiones amazónicas y andinas, la realidad ha
demostrado que los resultados han sido decepcionantes.
El
volumen de comercio entre Perú y Brasil no ha crecido al ritmo esperado, y los
negocios que se esperaban a lo largo de la ruta no se han materializado. En
lugar de impulsar el crecimiento económico, la carretera ha puesto en evidencia
graves deficiencias en la planificación y la falta de infraestructura
complementaria necesaria para cumplir con los objetivos planteados.
El
impacto ambiental ha sido uno de los aspectos más críticos. La construcción de
la carretera facilitó el acceso a áreas de la Amazonía que antes estaban
protegidas, lo que ha incrementado la deforestación, la minería ilegal y la
expansión de cultivos ilícitos. Esta devastación afecta no solo la
biodiversidad, sino también el clima global, mientras que las comunidades
indígenas ven amenazados sus medios de vida.
En
términos sociales, la carretera no ha mejorado la calidad de vida de las
comunidades locales, sino que ha traído consigo un aumento en la violencia, la
criminalidad y la explotación, especialmente en zonas donde prolifera la
minería ilegal. Las promesas de desarrollo y empleo local han quedado
incumplidas, y el acceso a servicios básicos sigue siendo limitado.
Catorce
años después de su construcción, la Interoceánica Sur ha fracasado en cumplir
sus promesas de comercio y desarrollo. En su lugar, se ha convertido en un
símbolo de mala planificación, corrupción y falta de visión a largo plazo. Los
daños ambientales y sociales son profundos, y los beneficios han sido mínimos,
evidenciando la necesidad de reevaluar cómo se gestionan los grandes proyectos
de infraestructura, priorizando el bienestar humano y la protección del medio
ambiente.
Estos
antecedentes deberían servir de lección para que las autoridades sanmartinenses
reconsideren su enfoque y dejen de promover proyectos que, a largo plazo, solo
traerán más perjuicios que beneficios. Por tanto, antes de plantear la
construcción de la carretera Moyobamba – Balsapuerto es necesario tomar en
cuenta lo siguiente:
1º. En el Perú, principalmente en la Amazonía, cada
carretera conlleva una deforestación masiva y con ella la pérdida de
biodiversidad y fuentes de agua.
2º. Es imperativo considerar
los instrumentos de gestión ambiental, como es el caso de la zonificación ecológica - económica, la zonificación forestal, así como los planes de desarrollo
provincial y regional.
3º. Evaluar
los beneficios como los riesgos económicos. Desde este punto de vista, Balsapuerto
ya no constituye la puerta de acceso a un mercado importante como lo fue Iquitos
hace décadas. El comercio ahora se realiza a través de la Carretera
Fernando Belaúnde Terry, que conecta con la sierra y la costa, enlazando con
puertos importantes como el del Callao y, próximamente, con el de Chancay.
En
una región donde el calor se incrementa constantemente, donde el caudal de los ríos
disminuye cada día y el racionamiento de agua potable es cada vez más frecuente
en las ciudades, es crucial optar por proyectos realmente sostenibles y dejar
atrás el desarrollismo irresponsable. Es ampliamente conocido que San Martín se
encuentra entre los departamentos más deforestados del país. Si esta tendencia
continúa, enfrentaremos, adicionalmente, la pérdida de miles de hectáreas de
bosques y de numerosas microcuencas. La tan publicitada carretera
Moyobamba-Balsapuerto, en las condiciones actuales, parece más un proyecto
impulsado por políticos en busca de reelección que una obra diseñada para el
verdadero beneficio de la región. Es momento de reflexionar sobre el legado que
queremos dejar a las futuras generaciones.
Zona deforestada en un tramo de la Carretera Interoceánica Sur que une Perú y Brasil en la región Madre de Dios. Foto: Mariana Bazo.
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